Tener conversaciones difíciles es un acto creativo. Hablar culpando a otros puede ser un acto fácil de realizar, pero empezar la conversación con mi mirada hacia lo que me toca, hacia mi responsabilidad y hacia mi autoría en “¿cómo llegué hasta aquí?”, requiere reconocer y buscar maneras creativas de comunicar.
Detenerme a pensar lo que voy a decir y utilizar un tono apropiado requiere astucia. Cualquiera dispara y pide perdón luego. Pausar puede llevar a una solución más rápida, subsanar heridas pasadas y evitar la creación de nuevos tajos.
Postergar la creatividad en las conversaciones puede hacer la crisis más prolongada. No se trata de no tener crisis, sino de ser flexibles en las conversaciones para manejar los momentos difíciles por los que siempre pasamos. Revisa tus conversaciones, las futuras y las pasadas – ambas están en tu mente – y encontrarás tus patrones. Revisas tus disgustos: ¿son porque la persona no dice lo que deseas escuchar o es porque no hace lo que deseas que haga? Dedica un momento a crear nuevos patrones para que te prepares para tus conversaciones. Hallarás mejores respuestas y soluciones.
Marinés Rivera 