Nacer en Mayagüez me hace puertorriqueña, pero realmente me considero habitante del planeta. Soy transitoria en este espacio mutable. Todos lo somos.
De pequeña mis recuerdos más apreciados fueron los vividos en Mayagüez, al oeste de la Isla. Aun cuando nos mudamos a Hatillo, pueblo costero al norte de Puerto Rico, deseaba regresar a Mayagüez, a la otra escuela, a mi otra amiga. Regresé años más tarde a realizar estudios universitarios en el Colegio de Mayagüez, uno de los recintos más famosos del sistema de la Universidad de Puerto Rico. Me gradué de Estudios hispánicos luego de frustrarme con el currículo escogido originalmente: Administración de Empresas.
Mi clase favorita siempre fue español, pero mi papá me dijo que mejor estudiar administración, porque después siempre podía hablar del tema de español a la hora de almuerzo en el trabajo. Tras varios titubeos en los primeros semestres, llegué a Contabilidad y adquirí la confianza para reconocer que no me gustaba lo que estudiaba. Decidí cambiarme a Estudios hispánicos sin titubeo. Quizás se me hizo difícil decírselo a mi papá, pero no a mami. Me apoyó incondicionalmente, porque ella no tuvo el valor de hacerlo cuando tuvo su oportunidad.
Del Colegio de Mayagüez pasé a trabajar como operadora de línea de una compañía farmacéutica. Esa experiencia reavivó mi interés latente de estudiar leyes. Me decidí y solicité sin titubeo. Me aceptaron en la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Me gradué en 1994.
El Senador Aníbal Marrero Pérez me entrevistó en el 1997 y en julio de ese año comencé a laborar en la Comisión de Banca, Asuntos del Consumidor y Corporaciones Públicas que él presidía. Esta experiencia fue importante, porque me mostró el otro lado de las leyes: cómo se conciben y se crean. Tres años más tarde me moví a la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras y aprendí el lado Administrativo de una agencia gubernamental. Años más tarde trabajé en la Comisión Industrial de Puerto Rico, una oficina de gobierno cuasi-judicial. Este ciclo de experiencias me ayudó a comprender el funcionamiento del gobierno puertorriqueño.
Entre todas esas experiencias, puedo añadir lo trabajado en el sector privado. Estuve por mi cuenta por más de 10 años y compartí con secretarias, transcriptoras y abogadas. Hasta con doctoras y oficiales correccionales. Di talleres y seminarios a ciudadanos participantes de Comunidades especiales y a oficiales gubernamentales. Desde asuntos del consumidor y corporativos hasta asuntos carcelarios. Muchos relacionados a leyes, otros motivacionales. Todos me dieron la sabiduría de refinar mis habilidades y transformar mis debilidades.
Me certifiqué como reikista, como mediadora de conflictos, como astróloga, como corredora de bienes raíces, como coach de vida y liderazgo y como mentora. Obtuve la distinción de Toastmaster Distinguida (DTM) dentro de la organización Toastmasters International. Mi certificación más reciente: MindSonar.
Por los pasados años me he dedicado a escribir para compartir toda la información que he obtenido por entrometida y curiosa. He publicado poesía y cuentos cortos en varias antologías locales e internacionales, además de sostener este blog que también comparto en las plataformas de LinkedIn y Facebook.
Como comunicadora y mentora creo firmemente que todos podemos ser mejores oradores, mejores escritores y mejores seres. Estamos obligadas y obligados a compartir cómo vivir de una manera más feliz y evolucionada para beneficiar a quienes ocupan este planeta mutable y transitorio llamado Tierra.
Espero que algo de lo que comparto te beneficie y te apoye. Si crees que no puedes, dime cómo apoyarte para que descubras tu voz y salgas al mundo a compartirla.