Me ha tomado más tiempo de lo que pensé actualizar mi resumé. Cada vez que me siento abro mil documentos antes que abrir ese. ¡Y eso que lo tengo escrito ya! Es solo revisarlo. Una amiga le cambió el formato para que se viera más moderno, pero la información de mis experiencias debe revisarse con cada posición que solicite. Eso me causa taquicardia.
Es obvio que no quiero hacerlo. Esa es mi zona de comodidad, la pereza procrastinadora. No porque sea cómoda sirve para descansar. Por el contrario, tengo los nervios de punta porque aunque lo postergue sé que debo hacerlo. Le doy largas y pago los precios de la angustia vivida mientras no termino lo que tengo que hacer. Definitivamente, no es más fácil vivir en la zona de comodidad, pero la costumbre pesa…
¿Cuántas veces te pasa que te quedas ahí? Tengo amigos que me dicen que nos les pasa eso. Sí, no les pasa en las mismas áreas que a mí… Cada cual tiene la suya.
No hay de otra. Tengo que lidiar con esto. Hoy me invito, a misma, a resolver este conflicto. Pediré apoyo (que se me hace tan difícil) y procuraré hacerlo en dos días. Celebraré nuevos proyectos muy pronto.