En un mundo donde todo está dicho, ¿qué puedo decir de los descalabros que ocasiona una tormenta en mi isla? Las imágenes de puentes arrastrados por corrientes o de hogares bajo agua son más sorprendentes que las palabras que utilice para describirlas.
En este momento sí puedo escribir de la calma que me envuelve. Siempre que escribo este episodio semanal, me ocupa un ajoro de responsabilidad que a veces no entiendo tan claramente. ¡Nadie me paga por hacerlo! Pocos comentan si les apoya, pero siento que es mi deber compartirla. Pensé que la falta de electricidad me pondría más ansiosa y desesperada, porque no iba a poder escribir y compartir. La verdad es que no. Parece que me estoy aplicando el cuento de vivir el momento. Aceptar radicalmente lo que está frente a mí. Poner en práctica la prédica… que quizás es como mejor se aprende…
En tiempos de descalabros, ¿qué hago?
Primero, imagino y me preparo. Imaginar lo peor que puede pasar es necesario para prepararse de acuerdo a ello. Sé que envejeceré, sé que enfermaré y sé que moriré. Imaginarlo en mi mente me apoya a preparar un plan de acción para cuando algo de eso ocurra.
Segundo, una vez en la crisis, respiro. Profundamente. La respiración es importante para el funcionamiento del cuerpo y para activar la calma en mi mente. La ansiedad y la angustia se reducen al respirar con toda mi capacidad. Y también respiro antes y después del descalabro…
Tercero, acepto. Quizás es la encomienda más difícil. ¿Alguna vez has dicho una de las siguientes frases? “No quiero que venga el huracán”, “quiero que me llegue la electricidad”, “quiero que alguien sea diferente a como es”. Esto es pretender que lo que está ocurriendo sea distinto a lo que está ocurriendo. La aceptación debe ser radical. Acepto lo que ocurre en cada momento y eso me libera del sufrimiento mental de pretender otra cosa – ¡que no está pasando!
Claro, esto es más fácil decirlo desde mi espacio, que no ha sido tan alterado como el de muchas otras personas. Pero como hay tantos procesos de vida como personas en el mundo, te comparto el mío por si te funciona. Agradezco estar viva para poder extender esta invitación. Un abrazo solidario a quienes sufren descalabros cotidianos y extraordinarios. Les acompaño.
Muy buena reflexión. Deseo de corazón, puedan reponerse lo antes posible del huracán. Abrazo
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Gracias! Un abrazo.
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