Todo puede cambiar

por Lillian Rodríguez Ramos (Facebook e Instagram: Lilly Rodríguez Ramos; autora del libro Mariluz, mi querido ángel de la guarda.)

(Recluté a mis amig@s para que sean autores invitados en mi blog. Dijeron sí. En los próximos meses publicaré sus escritos – además de los mío. Espero los disfruten.)

Mi querida amiga Marines me pidió que escribiera algo para su blog y llevo días pensando sobre qué tema debía escribir. Pensé escribir sobre mi cáncer de tiroides y que gracias a ella estoy viva, pero no quería hablar de cosas tristes, así que les voy a contar un poco sobre mi mudanza a Vermont.

Llevaba más de 15 años diciendo que me mudaba a los Estados Unidos. No porque no ame a mi tierra, sino porque era un sueño que tenía y quería cumplir. Era mi sueño y el de mi esposo. Pero por una cosa o por otra siempre se postergó: por los muchachos, por mis papás y, sobre todo, por el miedo al cambio aunque lo niegue.

Sí, ese miedo al cambio que nos habla al oído y nos dice que tenemos un trabajo seguro, que estamos mayores para cambios, que la familia, que los amigos, y por ahí siguen las excusas.

Luego un día tu único nieto se muda con sus papás a los Estados Unidos. No solo a los EEUU, sino a Vermont, bien al norte donde el invierno es invierno y el verano es caliente de verdad… Llegué un día a la casa, hablé con mi marido y le dije “vamos a renunciar y nos vamos”. De la noche a la mañana dejamos trabajo, dejamos familia y amigos y nos fuimos a un lugar donde se habla otro idioma, andamos arropa’os hasta el cuello y todo es distinto… pero al fin el sueño se hizo realidad en un pueblito pequeño de Vermont, donde la gente es buena, amable, nos tratan bien y vivimos mejor.

Extraño muchas cosas, sobre todo a mi hija, familia y amigos, pero estoy feliz de vivir aquí y de haber roto con los miedos y ataduras que me impedían vivir mi sueño. Me di cuenta que la vida se va muy rápido y que hay que vivir nuestros sueños, antes de que los sueños se pierdan en el recuerdo, porque lo único que no regresa es el tiempo perdido.