La vida está compuesta de insignificancias, el año de instantes y las montañas de granos de arena. Por lo tanto no subestimes nada, por pequeño que te parezca. -Lin Yutang
Mucho se habla del deseo de dejar un legado en el mundo, para ser recordados después de morir. ¿Pero qué del deseo de volverse invisible porque el rol en esta dimensión es tan pequeño que es mejor desaparecer? He sentido ese deseo… cuando paso vergüenzas, cuando actúo con poca inteligencia, cuando me siento fracasada. El deseo de ser insignificante, porque en efecto, en la gran escala de este planeta, lo soy.
Con todo y reconocerlo, quizás es como dice Gandhi, aunque lo que hagamos sea intrascendente, debemos hacerlo porque en el fondo no sabemos cómo esa pequeña acción impactará al mundo. Nuestra llegada tiene un efecto, nuestra salida también. Nuestra estadía en el mundo tiene consecuencias. Y como al final no podemos tener la certidumbre de cómo nos afectará vivir, es importante desempeñarnos en la insignificancia.
Escuchar un poema breve que eleve el corazón es una huella de alivio que contribuye a cualquier tiempo vivido. Ese paso insignificante es de impacto y es mejor darlo que conformarse con vivir lo mínimo posible por temor o por comodidad. Si voy a ser insignificante, es mejor actuarlo que pensarlo.
Me hiciste pensar en lo incomprensible que resulta mi vida, en lo difícil que me es dar con un sentido, quizás simplemente vivir la mayor cantidad de instantes con los ojos abiertos y hacer pequeños actos que dibujen mi existencia en el mapa mundi le traiga a mi vida un consuelo, un algo que valga la pena tanta confusión.
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Muchas veces nos enfocamos en el logro final y se nos olvida que para llegar ahí es un proceso, una acumulación de instantes (como dices). Gracias a ti por escoger pensar y por hacerme reflexionar. Definitivamente, hay que vivir en presencia…
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