Este año, en vez de hacer una lista de resoluciones, decidí desarrollar una visión personal personalísima para mi vida a ver si hago algo diferente a todos los demás años donde me he negado a hacer lista de resoluciones. Estuve cerca de 4 semanas investigando lo que es una visión para ver si encontraba algún método de llena blancos. Al final, aunque encontré algunas formas pre hechas, tuve que sentarme a darle luz, porque el propósito de una visión es la ampliación de las percepciones. Una visión requiere curiosidad, exploración y presencia. Un template no la hace…
Leí todo lo que pude encontrar sobre ello. Y muchas cosas llegaron a mí que me apoyaron a entender el valor de crear una. Hasta en el libro que estaba leyendo en esos días, The Buddha and the Badass, de Vishen Lakhiani, hay un capítulo dedicado a diseñar una visión para tu compañía. A la larga, desarrollar una visión corporativa requiere lo mismo que necesitas para diseñar una personal, pero a mayor escala. La visión es una propuesta a ver tu vida o negocio de una forma específica y para mí más efectiva que una lista de resoluciones. La lista requiere pasos, acciones; la visión es actitud – que es necesaria para manejar toda acción y emoción.
Empecé por recordar sueños y aspiraciones infantiles. Recordé que de niña deseaba ser maestra. ¿Qué sabe una niña de cómo ser maestra?, me pregunté, pero lo mantuve en el tintero (por algo vino a mí el recuerdo) mientras estudiaba cómo construir una visión. Luego visité mis valores, lo que me gusta, lo que vibra para mí. Además de lo que deseo aprender, transformar, practicar. Después de varias semanas, escogí unas palabras- de todo lo que se me ocurrió escribir- y las conecté en una secuencia que aparentara tener sentido. Al final ofrecí una exposición de mi visión en una reunión de Toastmasters y ahí se aglutinó un poco más la invitación cuasi final. Todavía no es ideal, pero me encanta (o quizás me encanta porque es ideal).
“Deseo practicar la presencia para explorar la vida y entenderla de manera que pueda beneficiarme y beneficiar a los demás.” Vivir el proceso diario desde el momento presente y no el pasado, que es más difícil de lo que aparenta, porque constantemente revivo el pasado en mi mente. Si no me crees, observa tus pensamientos en tu mente por varios minutos… Explorar con curiosidad (¿de qué otra manera se puede explorar?) lo que me ocurra y lo que experimente para entender el misterio de la vida lo más que pueda. Si algo de lo que observo puede ser de beneficio para otros, espero poder compartirlo. Tal vez no es perfecta, pero al final todo es perfecto como es. Quizás hasta requiera que reactive ese interés de ser maestra que se despertó en mi niñez cuando sabía menos de lo que sé ahora – que tampoco es tanto. Al final, como dice Gary Zukav, solo podemos comentar sobre nuestras vidas e invitar a otros a que vivan las suyas. Al final, soy la comentarista de mi visión y al exponerla, puedo jugar con ella y ajustarla. Un día a la vez, en plena voz del presente, con curiosidad y la alegría de poder ayudar a otros.
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