Todo acaba: 3 pasos para vivir una vida más plena

En mi computadora hay un salvapantallas (screensaver) que muestra distintas fotos antes de entrar la clave. La foto de hoy es de la Civita di Bagnoregio en Italia, un pueblito situado en una montañita. Así, en diminutivo. Fundado por los etruscos hace más de 2,500 años es una muestra viva del cambio sostenido e inevitable provocado por derrumbes y erosión. Es como el desgaste de un ser humano en cámara lenta. Triste, pero inevitable.

El cambio en un cuerpo humano es constante. Solo cuando tenemos un cambio grotesco o súbito es que vemos que somos cambio personificado. Pensamos que somos inmortales hasta que nos enfermamos y solo ahí nos atemorizamos y pensamos en la muerte. Quizás en esos momentos deseemos vivir de verdad, en urgencia, como si el mundo se fuera a acabar. Como en realidad sucederá. Entonces, ¿qué puedo hacer para vivir una vida más plena y sentida? 

  1. Escoger las batallas. Tengo una habilidad espantosa para decir sí a todas las actividades en las que me proponen participar. Especialmente las de Toastmasters. Esto me causaba problemas en la agenda, porque el día solo tiene 18 horas de uso. Ahora tengo una fórmula mágica que me enseñó un amigo: la respuesta inicial siempre debe ser no, porque es más fácil convertir un “no” en un “sí” que un “sí” en un “no”. Sueño con el día en que mi contestación automática sea “no”.
  2. Vivir con urgencia, pero sin prisa. Muchas veces me enfoco en el final y deseo que todo llegue cuando lo declaro. En esta dimensión las cosas no son así. Todo requiere un proceso. Unos casos son más rápidos, como tejer una boina; otros son más lentos, como la recuperación de un episodio de pulmonía. Para llegar al final, el proceso es el remedio.
  3. Aceptar los momentos difíciles y manejarlos. Como diría un estoico: el obstáculo es el camino. No puedo evitar que me sucedan cosas “malas”. Tampoco puedo controlar las reacciones de otros ni sus acciones. Aunque me afecten. Sí puedo aprender a manejar situaciones difíciles y a aceptar las cosas como son. Observar y aceptar lo que sucede me apoya a concentrarme en el proceso (ver paso 2) para afinarlo.

La población de Civita di Bagnoregio acepta sus derrumbes y construcciones dilapidadas y las vive diariamente. Hoy nosotros tenemos la oportunidad de abrirnos a la maravilla del cambio en todos los aspectos de la vida. Y a la maravilla de la erosión.

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