La procrastinación es el arte de dejar para después lo que puedes hacer en el momento presente. Es un arte, porque requiere dedicación y constancia. Requiere la tenacidad de buscar y encontrar nuevos métodos para ser más creativa con tu arte. Requiere la curiosidad de encontrar caminos más largos que te dejen ver a lo lejos la posibilidad de obtener resultados efectivos, otro día.
Postergar no es solo decir “lo hago mañana”. Necesita usar una excusa previa, como por ejemplo “estoy cansada, lo hago mañana”. Para no aburrirte de la misma, lo mejor es usar cada excusa par de veces y luego rotarla. “Tengo que recoger las cajas de la sala”, contestación: “no tengo quien me hable mientras recojo, lo hago mañana”, “me duelen los brazos, lo hago mañana”, “tengo que terminar de ver la serie, recojo mañana”.
Quizás la postergación que más requiere de habilidades artísticas es la que usamos con nuestras relaciones. Las excusas que buscamos para nosotros mismos por lo regular van incuestionadas y podemos usar excusas más sencillas. Pero cuando la postergación va dirigida a otra persona, hay que cuidarse de que la excusa esté blindá. “Tengo influenza, te veo mañana.” “Estoy ocupado en el trabajo, dejémoslo para mañana.” “Tengo que levantarme temprano para llevar los nenes al campamento, raincheck para mañana.”
Todas las excusas, aunque blindás, en el fondo son iguales y su propósito es el mismo: no llegar hoy, no hacer hoy, no ir hoy. Dejar de hacer lo que tienes de frente y colocarlo en un futuro, que puede ser a más largo plazo que mañana.
¿Tiene antídoto la postergación? ¿Cuál es el antídoto? ¿O será que es irremediable en los seres humanos? A través de la historia el tema ha sido uno muy tratado, hasta el cansancio. En mi caso es un lugar de mucho dolor en los dos extremos de la escala. Actuar todo el tiempo no concede espacio a la contemplación, que es necesaria para el aprendizaje y transformación inherentes a todo ser humano. Postergar todo el tiempo no da espacio a la acción tan necesaria para obtener logros y triunfos, tan necesarios para el aprendizaje y transformación inherentes a toda ser humana.
Para mí fue complicado comprender que hace falta tener un balance para transformar. Hay veces que hay que rumiar para ver todos los lados de una situación y entonces poder actuar debidamente. Otras, es mejor actuar primero y pensar después. Durante una confrontación, donde los ánimos están calientes y es más fácil insultar, lo mejor es dar un paso atrás para mantener el bienestar de una relación tanto personal como de negocios. Es mejor postergar hasta que el humor quede restablecido y la comunicación se dé desde una plataforma amorosa. Por otro lado, en una relación aburrida quizás es mejor actuar para salir de ella rápido o para meterle la pepa que la lleve a otro nivel. Dar largas no es el mejor correctivo para una situación así.
Si buscas cómo contrarrestar la procrastinación un ejercicio útil es el de los 5 minutos. Quieres escribir, pero le das vueltas. Hazlo por 5 minutos, con un cronómetro. Cuándo pasen esos 5 minutos, hazlo por 5 más. Vuelve y vuelve. ¡Llegará un momento en que ya no tendrás que poner el cronómetro porque la mente quedará debidamente engañada! Podrás tener el episodio de un blog o un micro cuento o hasta varios poemas eróticos.
¿Libros que te pueda recomendar? Hay muchísimos dedicados a manejar la postergación. Tengo varios con descripciones prometedoras. Les contaré de sus propuestas cuando me anime a leerlos.