Hoy día hablamos de hacer tu pasión para ser feliz, pero en Discipline is Destiny de Ryan Holiday, acabo de leer que las pasiones no son un faro a seguir. Son nuestros demonios y emociones perturbadoras. Las que no nos permiten ver claramente o actuar con una mente tranquila ante una situación inesperada.
¿Cuántas veces te dejas arrastrar por tus emociones o tus demonios? Yo tan reciente como en estos días. Me enojé con alguien por algo y dejé de comunicarme con la persona. Así, callada y ya. Violenté mi promesa de comunicar y dejar de evadir (¡prefiero evadir!).
Observa lo que dices, lo que sientes y cómo reaccionas a ello. Reflexiona sobre lo bien que te funciona y los precios que pagas. Quizás te transformes en el intento.