Cuando mi amigo Cristóbal descubrió lo mucho que disfrutaba con su podcast (Nos cambiaron los muñequitos) comenzó a insistirme que creara uno. ¿Qué tengo para contar o para ofrecer?, entre mí decía…
Y es que luego de callar tantas palabras dolorosas o emociones febriles, es difícil pensar que alguien más entienda esta necesidad de ser invisible “para que no me maltraten, para que no me hagan sufrir.”
Al cabo de estos años, puedo decir que he estado en un período de gestación de octuples. Veinte mil ideas han paseado por mi mente y corazón. Títulos han ido y venido como los vientos del este. Muchos de mis amigos se han unido al coro de Cristóbal. Han sido más tenaces que yo. Me han apoyado en los ires y venires de mi gestación y me han querido como soy, ¡aun bajo protesta! Ha sido gracias a ellos, a la pandemia y al tiempo que invierto en perseguir mis curiosidades, que digo que este tiempo de gestación (o postergación) es fructífero.
Me pregunto cuántas personas creerán que no tienen nada que aportar a este mundo, que sus palabras no cuentan o que el espacio que ocupan estorba a otros. Cuántos pensarán que otras personas son estorbos o problemas… Siento que hoy, ahora, debemos honrar nuestras palabras, nuestro mensaje y nuestros espacios. Espero hacer esto por mí y para que otros comprendan que pueden honrar y utilizar su voz y que pueden ser visibles.